Con esta nota celebramos nuestra entrada número 100, son ya el centenar de post los cuales hemos escrito Daniel y yo, no solo para discutir evidencias, sino también para ofrecer una mirada y opinión sobre las mismas, tratando de ser dos voces independientes en el mundillo de la ortodoncia.
Con gusto y emoción puedo ver como varios ortodoncistas, tanto con experiencia como estudiantes, poco a poco van masticando mejor las evidencias. Sin embargo no podemos caer en un gran error, el de dogmatizar las evidencias y volverlas nuestro nuevo tótem que adorar.
Ese error lo cometieron las anteriores generaciones con otro tipo de información, no deseamos quitar ese tótem y simplemente agregar otro. Las evidencias no son para adorar, son para tomar decisiones con nuestros pacientes. No por el hecho de que sea una revisión sistemática o un meta-análisis significa que sea perfecto, no, de hecho nosotros debemos desarrollar habilidades para la lectura crítica de un artículo para poder usarlo en nuestra práctica privada, en dado caso de no usarlo sería por que durante nuestra lectura crítica encontramos varios agujeros los cuales volvían sospechosa la publicación, eso es usar la crítica, y no nuestros clásicos berrinches de “ese artículo no me gusta”, “no conozco a ese autor”, “no lo leeré por que va en contra de mi lider-guru de ortodoncia”, y finuras por el estilo.
Hemos estado esclavizados antes filosofías y/o sistemas sin sustento, con más retórica, suposiciones, conjeturas y “sentido común”, y nada de evidencias. Aquellos que estén despertando de ese letargo, aquellos que estén realizando esa transición y optando por usar evidencias en sus prácticas clínicas privadas, les pido algo muy sencillo: no se esclavicen antes las evidencias. Aprendan a leerlas, a diseccionarlas, analicen bien la información, una revisión sistemática o cualquiera que sea la evidencia, es como un rompecabezas, rómpanlo y vuélvanlo a formar. La lectura crítica es el arma que tenemos los ortodoncistas para poder digerir mejor las evidencias, decidir si nos sirven o no, decidir si es confiable o no.
No cometamos dude nuevo los errores que cometimos en el pasado, no. No podemos darnos ese lujo de nuevo. Se que nos sentimos muy seguros repitiendo como “Padre Nuestro” conceptos filosóficos, se que nos sentimos seguros al aprender de memoria conceptos llenos de retórica y nada de ciencia, se que sentimos seguros seguros al seguir líderes dogmáticos los cuales son parecidos a vendedores de Avon, sin embargo creo que ya es hora de madurar. Es hora de crecer profesionalmente hablando, como gremio.
No podemos adorar las evidencias, y vernos reducidos a unos “minions” en busca de un nuevo villano a quien seguir. Las evidencias son hechas de tal manera que detallan cada parte de la investigación y cuando algo no cuadra entre el método, los resultados y las conclusiones, es entonces cuando debemos de criticarlas.
Celebramos nuestra nota #100, no con propaganda pro-evidencia, sino con una reflexión para evitar dogmatizar las evidencias, y continuar con un camino reducido en sesgo para tomar las mejores decisiones para las terapias de nuestros pacientes. Gracias a todos ustedes por leernos, gracias a Daniel por la confianza en mi para este proyecto. Vamos por otras 100 más, y de ahí las que siguen.