Conforme avanzan los años, y analizo las reacciones que ocasionan las evidencias entre mis colegas ortodoncistas, me he dado cuenta que muchas veces estas evidencias provocan reacciones desde las más infantiles (berrinches, argumentos cantiflescos, bla bla bla) hasta verdaderos ejercicios en los que el profesional decide que puede hacer ahora que las evidencias no favorecen su opinión (tristemente, estos han sido contados casos)
Información, de eso se trata todo esto. Nosotros tomamos decisiones para los tratamientos de nuestros pacientes basados en información y experiencia. Como les hemos mencionado varias veces aquì en OBE, la Ortodoncia Basada en Evidencia es la triada de “valores del paciente, la experiencia del clínico y la mejore evidencia disponible”, sin embargo seguimos teniendo muchos problemas al decidir cual es la mejor evidencia disponible.
Usualmente, lo que más deseamos es que la mejor evidencia disponible sea exactamente aquello que nosotros sabemos, aquellos que nosotros tenemos haciendo años y años, el uso de aquella herramienta que todo mundo considera abrumadora pero que si la uso yo, entonces seré mejor, seré excelente. En pocas palabras, no deseamos más evidencia que aquella que diga que nosotros hacemos lo correcto. Deseamos que ciencia apruebe todo lo que hacemos, así de infantil.
Entonces ¿qué podemos hacer cuando la mejor evidencia disponible no favorece nuestros usos y costumbres clínicas”
Para poder avanzar entendamos dos cosas, la primera es que todo (lo que hacemos) es respecto al paciente, no respecto a si somos genios o eruditos, la segunda es que es nuestra responsabilidad profesional buscar, analizar y decidir si nueva información puede ayudar en la terapia de un paciente, dejando atrás prácticas obsoletas y/o pseudo-científicas.
En dado caso de que las mejores evidencias disponibles no favorezcan alguna terapia o método de diagnóstico que deseas implementar, tienes una tarea muy importante que realizar. Para empezar te felicitamos, no cualquiera reconoce que sus prácticas carecen de pruebas y que necesita más (pruebas) para poder decidir que camino tomar.
Y entonces no te queda más que, ponerte a leer. Si, eso es, no más no menos.
De la misma manera en que consideras importante sacar mil y un datos para poder dar el diagnóstico a un paciente, de esa misma manera debes de considerar tomarte tu tiempo para decidir que tipo de terapia debe ese paciente de llevar. Y para poder decidirlo, no existe mejor herramienta que estar informado, y para poder estar informado, te tienes que sentar a leer.
¿Donde buscas la información?
Tus apuntes de posgrado de hace 20 años, libros publicados antes del último título del Cruz Azul, las notas de una conferencia patrocina por una empresa comercial, las enseñanzas de líderes dogmáticos los cuales se caracterizaban por querer ridiculizar a aquellos que no opinaban igual que ellos… escoge tu veneno.
La información más útil e independiente, reducida en sesgo que podemos obtener no la vas a encontrar en los lugares mencionados arriba. Y honestamente no es profesional buscarlos ahí.
1.- Bases de datos, existen varias, y aquí en ocasiones hemos mencionado muchas de ellas, mínimo debes de aprender a buscar información en el posgrado donde estudiaste, en dado caso de que no, en esta página puedes darte cuenta de la manera en que los autores de revisiones sistemáticas buscan artículos en las bases de datos.
2.- Journals y artículos, y lamentablemente tendré que decirte que no son artículos con fotos de dientes, son artículos con tablas y formulas. Si al principio la lectura te parecerá pesada, conforme consumas más lectura, más ligera te parecerá.
El análisis sobre nuestros “métodos clínicos” ante las conclusiones de las evidencias es un ejercicio personal, de gran humildad y responsabilidad, no lo tomes tan a la ligera, admitir que nuestra recomendación no tiene fundamentos y aquello que considerábamos ley no es más que una experiencia anecdótica sin control, con un probable conflicto de interés, no es nada fácil. He insistido en esto muchos, somos (los ortodoncistas) muy fáciles de convencer, más fáciles que niño en dulcería.
Actualmente las mejores evidencias que tenemos en ortodoncia son de muy baja calidad (y aún así son mil veces mejores que los dogmas y opiniones de líderes patrocinados por empresas), lo cual significa que debemos investigar mejor, por primera vez y ante los berrinches de muchos, la recomendación de las evidencias de “necesitamos mejores investigaciones sobre x tema para poder hacer una recomendación” es una llamada de atención ante la actitud totalitaria de argumentos como “si haces como yo digo entonces alcanzarás la perfección”, es una llamada para la academia en ortodoncia.
¿Qué hacer cuando las evidencias no favorecen la terapia que deseo recomendar?
Analiza las dos partes, las investigaciones a favor y las que están en contra (por así decirlo). Busca la información más actual, por favor entiéndelo somos una ciencia aplicada, no somos una religión en la que el “documento más viejo es la ley”. Trata criticar cada artículo de manera equitativa, no te vayas por los apellidos de los autores. Argumentos como “yo solo apruebo evidencia que concuerda con lo que yo veo en la clínica” es el primer paso para la pseudo-ciencia, mucho cuidado.
Ya que hayas encontrado y decidido cual es la información con menor sesgo y obtenida con un mejor método, entonces explícale al paciente sus opciones de tratamiento, y entre los dos decidan, en ese momento estarás aplicando la Ortodoncia Basada en Evidencia.
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