La ortodoncia desde su fundación se ha caracterizado por muchas cosas, una que se ha mantenido estable desde la era mesozoica es: tenemos líderes de opinión tercos. Así de fácil, ojo, antes de cualquier berrinche, he dicho tercos, no malos, no tontos, no idiotas, no incompetentes, he dicho tercos. Probablemente en las diferentes eras de la ortodoncia, era fácil ser así, no olvidemos que muchos de ellos son (literalmente) líderes de culto más que opinión. Algunos han tenido ligeros despertares donde se han dado cuenta de que la ciencia avanza con o sin sus opiniones, sin embargo, lamentablemente han dejado escuela, varios ortodoncistas jóvenes que apenas están haciéndose de un nombre en el circuito de conferencistas, desean imitar a sus maestros en todo, inclusive en la terquedad.
Nuevas generaciones de ortodoncistas ven a las evidencias a un enemigo, no a un aliado. Sin embargo cuando tratas de entender por que lo ven como enemigo te das cuenta de que solo tienen dos opciones: o no entienden en lo más mínimo que es ortodoncia basada en evidencia (lo cual es valido, tan fácil como que leyendo y practicando uno aprende y ya) , o si la entienden a la perfección pero no les conviene aceptarla por que va en contra “DEL NEGOCIO” (y tan fácil como que eso es no ético).
“Lis dichisis ividincis ni fincinin” (del “las dichosas evidencias no funcionan”) y el “isis invistigicinis ni mi gistin” (del “esas evidencias no me gustan”) son sus “argumentos de protesta”, es parte de esa ignorancia, la cual en si no es mala, lo malo es mantenerse en ella. Y lo peor es que muchos líderes de opinión siguen aferrados a esa ignorancia, tratando de hacer hasta lo imposible por que las personas que los escuchan sigan sin entender evidencias, dándoles argumentos llenos de retórica contradictoria, cual canción de Arjona.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Por nuestra parte, tanto Daniel como yo, seguimos invitando a todos a leer, así de sencillo, la lectura crítica no es fácil, principalmente si tu cartera y compromisos con empresas te nublan el juicio. Pero… ¿qué es lo peor que puede pasar? que te des cuenta que estabas equivocado, pues tan fácil como que corriges y sigues en el camino. A menos que, como la mayoría de los líderes tercos, no convenga a tus intereses.
A comparación del mundillo de las filosofías en ortodoncia, donde se pueden escuchar ridiculeces como “yo hago la filosofía pura”, eso no aplica en las evidencias. Siguiendo el (ridículo) contexto de lo “puro”, la ortodoncia basada en evidencia pide 3 simples cosas: las mejores evidencias actuales disponibles, tu experiencia clínica y las preferencias del paciente. ¿Cuál es el problema?, ¿qué te puede?, ¿las mejores evidencias actuales disponibles?, ¿tu experiencia clínica?, ¿las preferencias del paciente?. Dile a tu paciente que tienes un conflicto (probablemente económico) con algunas de esas tres por favor, veamos la cara que pone. Es muy valido criticar una revisión sistemática y encontrarle errores, adelante hazlo. Pero ignorarlas solo por que no aprueban lo que el “líder de culto” dice, no creo que sea la solución más madura y profesional.
La terquedad no nos ha llevado a nada, dejémosla atrás, y avancemos, juntos, como ciencia a servicio de la salud oral. Y si te queda una duda, no tienes la mínima idea lo difícil que es dejar atrás tanto conocimiento sin comprobación, lo difícil que es no encajar en cultos y dogmas, poder seguir el desarrollo avance de la ortodoncia, para mi no fue fácil, pero soy ortodoncista no por que sea fácil.
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